Un tornado es uno de los fenómenos meteorológicos más violentos de la naturaleza, que consiste en un torbellino de aire que gira sobre sí mismo y se extiende desde las nubes hasta la superficie terrestre.
Los vientos giratorios de los tornados pueden alcanzar velocidades desde los 100 hasta más de 400 kilómetros por hora y su forma suele ser parecida a la de un cono invertido.
Para que un tornado se origine, han de confluir tres elementos: una masa de aire cálido y húmedo, otra masa de aire frío y seco y una corriente ascendente.
Cuando se produce el choque térmico de los dos frentes, el cálido y el frío, se origina una poderosa tormenta y con ella una visible nube espesa de desarrollo vertical.
El efecto de destrucción de un tornado es mayor en el área afectada que el de un huracán, debido a que la energía por liberar se concentra en un área más pequeña; así, el efecto de la velocidad del viento y la baja presión hacen que el daño sea mayor.
El promedio de vida de un tornado varía entre el cuarto de hora, pero en algunas ocasiones esceden la media hora o lapsos superiores.
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